El Centro Hipermediático Experimental Latinoamericano investiga el cruce entre arte, tecnología y sociedad. Desde el sur de la ciudad, conecta organizaciones comunitarias e instituciones para generar nuevas propuestas.
Txt. Paloma Portnoy
Antes
de que el sur se pusiera de moda, antes de que se implementara el Distrito
Tecnológico, existía desde 2002 el Centro Hipermediático Experimental Latinoamericano (cheLA) en el barrio de Parque Patricios. Con más de cinco mil metros cuadrados
divididos en galpones, oficinas, departamentos para residencias y patios, el
edificio de una antigua fábrica de amianto, goma y afines es algo distinto
dentro de la escena cultural porteña.
Definido
como “centro autogestionado de experimentación en arte, tecnología y
comunidad”, es una iniciativa de la Fundación exACTa (Experiencias en Arte,
Cultura y Tecnología en Argentina) y del Programa de Culturas Digitales de la
Universidad de California, Los Ángeles (UCLA). El proyecto surgió cuando Fabián
Wagmister, argentino y director del Programa de Producción de la Facultad de
Teatro, Cine y Televisión de UCLA y actual director del cheLA, tuvo la idea de
crear un centro de investigación de arte tecnológico en Argentina. En ese
momento trabajaba en el Hyper Media Studio de California con becarios
argentinos de la Fundación Antorchas y notó que lo aprendido durante las
residencias no se implementaba porque Buenos Aires estaba repleta de lugares
para exhibir pero no para producir.
Irónicamente,
la oportunidad apareció durante la crisis de 2001 cuando los inmuebles
perdieron valor, el peso se devaluó y se pudo comprar este enorme galpón. Se
hizo un convenio entre la UCLA, la Ciudad de Buenos Aires y la Corporación
Sur pero tres años después el entonces Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra fue
destituido por el incendio de Cromagnón, cambió el gobierno y el cheLA perdió
el apoyo institucional.
Las
cosas se complicaron pero el centro continuó- y continúa- funcionando. Las
dimensiones de la ex fábrica hacen que sostener la iniciativa sea muy costoso
pero al mismo tiempo esta estructura genera millones de posibilidades. Las
salas con techos altos y los patios desperdigados por todo el complejo son
gestionados por artistas y colaboradores que trabajan para desarrollar
residencias de experimentación y talleres que permitan formar parte de la vida
de Parque Patricios. “Hay dos formas de elegir los proyectos: por un lado,
si nos interesa participar a nosotros, si va a ser un trabajo conjunto; por el
otro, si un grupo tiene una necesidad concreta. Generalmente el lugar se
presta, pero si pueden aportar algo, bien” explica Santiago Núñez,
secretario de la Fundación exACTa.
A través de la Ley de Mecenazgo de la ciudad de Buenos Aires (una forma de financiar las
actividades culturales que consiste en un incentivo fiscal para quienes
destinan aportes a dichas actividades), actualmente hay tres proyectos
subvencionados: Conciertos del Distrito Tecnológico de Buenos Aires
(Condit), un programa de música
contemporánea que realiza distintos eventos con músicos e instituciones
dedicadas a la investigación; el Taller Performático Tecnológico
(Tapete), propuesta que buscar acondicionar
acústica y escenográficamente una sala para que sirva como punto de conexión e
intercambio entre los artistas que pasan por el centro y El Gran Aula,
un proyecto del grupo a77 para construir con materiales
reciclados un aula modular que se adapte al espacio y que sirva para dar
talleres comunitarios.
Instalado
en el núcleo de Parque Patricios, la relación con el barrio y sus habitantes es
clave en el funcionamiento del cheLA. Desde su nacimiento hasta ahora albergó
diferentes programas vinculados a la comunidad: trabajó con el Instituto
Bernasconi -el complejo educacional más
grande de la Capital Federal- y los hospitales de la zona, brinda apoyo escolar
y talleres para jubilados, le presta el espacio a Práctica Patricia-un grupo de
tango- para que haga sus festivales, al grupo del Albergue Monteagudo para que
desarrolle sus talleres de serigrafía y al Circo Social del Sur para dar
clases. Memoria Barrial, una base de datos multimedia que
apunta a recuperar la historia del barrio y articularla con el presente, es la
apuesta más fuerte que hicieron en esta dirección.
Instituciones
como Fundación Telefónica, Fundación Proa, el Centro Cultural San Martín, el
Centro Metropolitano de Diseño, la Universidad de Buenos Aires y el Teatro
Colón también pasaron por este sitio de indagación. El cheLA tiende puentes y
trama una compleja red de actores y centros dedicados a la relación entre arte,
tecnología y sociedad.
A
pesar de lo logrado, Núñez considera que “cheLA todavía no empezó:
necesitamos un presupuesto estable y razonable, y un equipo de gente para
aprovechar las posibilidades de este espacio”. Para la vida diaria no
tienen un financiamiento fijo, dependen del alquiler de salas para filmaciones
o producciones comerciales, del dinero que aporten los dueños y de donaciones.
“cheLA está siempre mejorando, es una progresión constante pero muy lenta.
Comprar un edificio así cambió todo el proyecto: se puso más grande y más lento
pero también, más divertido”.
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