martes, 12 de julio de 2011

Bienvenidos a Patria Petrona

Crema, confites y bizcochuelos de cerámica se exponen en Fundación Proa

Txt Emilia Erbetta 
 
Alfredo Arias
Para la generación sub 30 la figura señoril de Doña Petrona Carrizo de Gandulfo es difusa. Resuena el nombre pronunciado alguna vez  por una abuela y su imagen de matrona, enfundada en un juego de pollera y casaquita manga corta y con el pelo duro de spray, no se concibe sin el sello del Canal Volver. Pero a mediados de siglo, esa señora era la gurú de las amas de casa argentinas, que en sus nuevitas cocinas a gas ponían en práctica los platos que les compartía desde la pantalla o en su enciclopedia, El libro de Doña Petrona, que tenía más de 600 recetas.

Estampado frente al televisor en la década del 50 también estaba Alfredo Arias, un nene que miraba la tele para olvidarse de las peleas de papá y mamá y que hoy es la cabeza y el corazón detrás de Patria Petrona, la muestra que hasta el 28 de agosto en la Fundación Proa, invita a un recorrido por los paisajes de su infancia y donde las versiones en cerámica de las creaciones de la ecónoma funcionan como postas que evocan un tiempo remoto de felicidad familiar. 

Arias es actor, director y autor. Vive en Francia desde 1969 y cuando inauguró la exposición también presentó Tortazo, un espectáculo estructurado a partir de la lectura de las recetas y los consejos que Doña Petrona daba a las amas de casa argentinas. La actriz Alejandra Radano lo acompañó en las cuatro únicas funciones que realizaron en el Auditorio de Proa.

En el primer piso espera una novia que cuelga del techo, enfundada en su vestido blanco, responsabilidad del diseñador Pablo Ramírez, que junto al artista plástico Juan Stoppani colaboró con Arias en la realización de la muestra. No tiene cara pero si la tuviera miraría al Riachuelo y a los turistas brasileros que se bajan de una combi para sacarse una foto junto a la gigantesca araña MAMAN de Louise Bourgeois que vigila la explanada de la Fundación. Cerca de la novia espera su pastel de bodas, tres pisos de cerámica pintada coronados por una parejita feliz.

Las exquisiteces en cerámica están acompañadas por los trajes de gabardina alpacuna que diseñó Ramírez y las pinturas de Stoppani, que en los sesenta, mientras Doña Petrona enseñaba a las mujeres argentinas a hacer facturas caseras y decorar tortas, era parte del grupo de artistas del Instituto Di Tella junto con Arias.

En la cafetería del segundo piso la muestra propone un viaje por distintos momentos de la vida en familia: un bautismo con pastel con querubines, un cumpleaños donde el varón va vestido de celeste y la nena toda de rosa, o una fecha patria en la que maestra y alumno llevan enormes escarapelas y vigilan la Torta Patria que viene con miniatura de gaucho incluida.

Para los que si escuchan cocina en televisión solamente piensan en Narda Lepes, Patria Petrona es una oportunidad para meterse por un ratito en otros tiempos, cuando la estrella de una tarde de té entre amigas era el pionono relleno y no los chillones cupcakes

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