miércoles, 19 de octubre de 2011

Filosofía pop-moderna

Txt Javier Garat / Ph Ezequiel Sambresqui

 “Me siento cómodo en la diversidad”, explica Luis Diego Fernández pero la aclaración resulta innecesaria. Cualquiera que visite su blog notaría que este joven filósofo pasa de Nietzsche y Deleuze a Marcelo Tinelli o Lady Gaga sin miedo y con la facilidad que le provee haberse educado simultáneamente en ambos corpus: el de la filosofía académica y el de la cultura pop. “Yo siempre digo que mi filosofía está tan influenciada por Foucault como por Madonna. No hay una diferencia, realmente creo que los dos me formaron en su medida. Y si me apuran diría que me formó mas Madonna que Foucault”, concluye risueño. 

LDF empezó estudiando cine pero tan pronto entendió que era mejor pensando las películas que haciéndolas pidió el pase a Puán. Allí la filosofía le insinuó que siempre hay algo más. “Nunca me voy a olvidar de cuando vi la demostración del sistema platónico. Pensé: ‘wow, ahí está el sentido. Hay un sentido racional’ Después me di cuenta que había varios sentidos. El de Nietzsche, el de Kant”.
Sin embargo, aún habiendo egresado con diploma de honor, eligió transitar un camino alternativo al normal. “Yo sentía que era creativo y la verdad es que la academia es un lugar que lo que hace, lo hace bien: formarte. Yo quería generar cosas propias”, explica con convicción. En consonancia, entiende que la filosofía más importante, los programas fundantes, se hicieron por fuera de la academia, en su borde o en crisis con esta. 

Coincidiendo con varios filósofos –incluyendo al recientemente llorado y por siempre recordado León Rozitchner– LDF explica que en nuestro país hay enormes especialistas pero falta la dimensión inventiva. “A mi me gusta crear. Entonces el lugar no es la universidad. Es un riesgo porque indudablemente cuando uno inventa tiene que arriesgar un poco”, remata seguro de un proyecto que ya ha dado sus frutos. En lo que va de su carrera LDF ha colaborado con publicaciones como Ñ, Perfil, Brando y Gataflora; ha dado cursos sobre filosofía y sus diversos cruces con la cultura pop, la gastronomía y la cata de vinos; y hasta ha fundado su propia escuela de filosofía.

Su relación con el segundo corpus, el de la cultura pop es, si se quiere, más carnal. Habiendo crecido en su seno, notó rápidamente la distancia que había entre esta y la filosofía que le predicaban. “Cuando yo salía de Puán, el mundo era otro. Estaba tres horas leyendo a Husserl o a Hegel. Después llegabas a tu vida cotidiana y esta no era la Fenomenología del espíritu. Era una vida, en mi caso, signada por Madonna o Michael Jackson”, confiesa sin pudor. Por eso la opción de unir ambos conocimientos surgió de manera natural. 

LDF no piensa a sino desde la cultura pop. Reivindicando sus creaciones explica que hay una mirada obvia que dice directamente que es una basura, que es consumo, que es “una tontería”. “Lo que yo intento hacer es pensar no tanto a estos personajes como objeto si no en qué está representando Tinelli, por ejemplo. Lo que veo ahí son formas de representación de la subjetividad. Cómo se representa una mujer, un hombre”. Son disparadores que le permiten llegar, con algunas licencias, desde un lugar conocido por todos (como la pornografía, el cine, el hip hop, Gran Hermano o la resucitada Britney Spears) a terrenos más espinosos como pueden ser Agamben, Derrida, Deleuze o Foucault.

Lejos de perspectivas pesimistas que piensan a la cultura pop como una fábrica que construye sujetos en serie, LDF propone pensar sus matices, sus sutilezas. Entiende que divisiones como mainstream, alternativo, contracultura ya están fuera de uso y es por eso que su mayor interés se dirige directamente a la cultura hiper-mainstream. Desde ese no-lugar donde las identidades se auto construyen permanente, las cosas empiezan a verse de modo diferente. Lady Gaga cuestiona los géneros sexuales casi como si hubiera leído a Judith Butler y Ricardo Fort predica Foucault con sus músculos y cirugías. 

El mundo que LDF habita y piensa es extraño. Es el de los educados dentro de la cultura pop, el de la televisión, el de Internet, el de todos los días pero que, una vez pensados por esa maquina de filosofar, se torna diferente, se corre un poquito y nos deja ver algo más. En ese lugar Sasha Grey es una intelectual sartreana que hace pornografía existencialista, Madonna es la voluntad de poder de Nietzsche encarnada pues de la trilogía que nació en el mismo año, Michael Jackson esta muerto, Prince no esta en su mejor momento y ella, a sus 56 años, cada vez esta para más. 

Lady Gaga, por su parte, es una popstar del dispositivo. En épocas de proliferación de los mismos, la cantante pervierte todos sus objetos. “Es una perversa profesional. Se viste de manera imposible. Se pone dos escopetas en las tetas, se pone un teléfono en la cabeza, se arma unos anteojos con cigarrillos que se prenden fuego mutuamente ¡Se vistió con carne de vaca! Eso es lo que me parece extraordinario. Y lo hace en el corazón del mainstream”. Y es así como LDF se preocupa por lo que los demás desprecian, recoge las piezas de una cultura que nunca esta ausente y las reagrupa en una nueva cartografía para preguntarse por su existencia y sus efectos.

1 comentario:

  1. El academicismo argentino tenía que ser roto por un hombre que no se fuera a los extremos sino que fuese y que viniese de un mojón -el universitario- al otro -vale decir la vida vivida sin predominio intelectuoso...

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