Un
recorrido por la Fabricicleta
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Lautaro Schachmann
La Fabricicleta
no es una fábrica de bicicletas común y corriente, como se puede
imaginar al analizar la etimología de la palabra. Ni siquiera es una
fábrica propiamente dicha. Surgió
tras una
Masa Crítica,
un año y medio atrás. Un grupo de amigos que se habían conocido en
una edición anterior de ese evento mensual
bicicletístico
se propuso hacer un “taller popular para bicis”, como habían
visto que existen en otros países, pero adaptado a la realidad e
idiosincrasia argentina. Un lugar donde cada ciclista pueda llevar su
bici rota y arreglarla usando las herramientas del espacio y con la
ayuda de otros ciclistas, que se acercan semana tras semana para
colaborar y transmitir sus conocimientos mecánicos. Un espacio donde
todos los
biciamantes
pueden aprender, enseñar y compartir las experiencias con la bici.
Un punto de encuentro para todos los que bogan por un mundo con más
bicis e
n
la calle.
El
taller está armado en el espacio donde funciona la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de Villa Urquiza,
en la ex “Pizzería La Ideal” y frente a la plaza Jorge Casal .
La Fabri está abierta los martes de 18 a 22 hs. y los sábados de 16
a 20 hs. El local y la plaza son espacios que ocuparon los vecinos en
diciembre de 2001. En estos diez años funcionaron ahí un comedor
escolar, un merendero, una biblioteca, una videoteca, una sala de
ensayo para teatro y hasta se armó un taller de reciclaje de ropa
con el mismo formato que la Fabri, que se llama “La Pilchería”.
En 2003,
un juez falló a favor de la Asamblea permitiendo el uso del espacio
para actividades que no impliquen uso de dinero ni usufructo por la
asamblea.
Las
habitaciones donde se trabaja están divididas en distintas
estaciones que abarcan los diferentes problemas que pueden detener a
un velocípedo. Cada estación tiene las herramientas propias del
sector al que pertenecen y contienen una frase que las describe:
Frenos/cambios
–“para poder frenar feliz y mantener la dentadura”-, centrado
–“para ruedas chuecas, herramientas blancas!”, donaciones
–“escribir un libro, tener un hijx, plantar un árbol, donar un
repuesto”-, limpieza
–“procedimiento general para limpieza de partes sucias y muy
sucias”-, parchado
–“parches-cámaras-cubiertas” y rodamientos
–“masas, movimiento de dirección y caja pedalera.
La
Fabricicleta se rige con un manifiesto que hace las veces de bajada
de línea “institucional” en forma de 10 mandamientos. Está
fechado al dos de diciembre de 2010 y subido a su web, y todos los
que organizan el movimiento dicen estar adheridos. En el
manifiesto,
aseguran que “no existe bicicleta obsoleta ni biciparte
descartable”. Dicen también que todos tienen sus
grasas,
que nadie en la
Fabricileta va a juzgar ni ser juzgado. “Desarmando sus bicis las
personas se conocen mejor, se predisponen a conocer mejor a los
demás, y al mundo”, reza el cuarto mandamiento.
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